Los primeros contactos del bebé serán con sus seres más cercanos (papás, hermanos, abuelos, tíos, primos, etc). Es importante saber que no debemos compartir cucharas u otros objetos con ellos y que si se prepara un puré por ejemplo, no deberemos estar constantemente probando con la misma cuchara que ya haya sido usada. Tampoco es aconsejable limpiar con nuestra saliva, el chupete o la tetina de un biberón de nuestro bebé. La razón es sencilla: las bacterias podrán ser transportadas desde nuestra boca hasta su boca y si somos portadores de bacterias con capacidad de producir caries, nuestro bebé puede desarrollarlas.
¿Qué podemos hacer entonces? Son actos sencillos como por ejemplo usar cucharas diferentes para nosotros y para nuestro bebé. Llevar un chupete limpio de repuesto para poder usarlo en caso de que se nos caiga al suelo y no tengamos agua para limpiarlo.
La caries de primera infancia puede aparecer desde el momento en que el bebé tiene un diente presente en su boca: la erupción del primer diente suele ocurrir hacia los 6 meses de edad del bebé.
Es por ello crucial que estemos pendientes de lo que nuestro bebé come y bebe. Es recomendable cepillar los dientes de nuestro bebé desde que sale el primero, mediante una gasa o un cepillo dental pediátrico de pequeño tamaño.
Deberemos evitar los alimentos o bebidas azucaradas (como zumos, bebibles, refrescos con o sin gas) o golosinas y dulces (bollos, galletas, etc). La única bebida que no produce caries es el agua.
Visitas al dentista son recomendadas a partir de los 6 meses o el año de vida del bebé.